viernes, 14 de marzo de 2014

Nuestros escritos





DO,RE,MI,FA,SOL


   Elsa era una estudiante que quería  estudiar en el extranjero, ella  era alegre y le gustaba la música clásica. Como en su pueblo no tenía un lugar para estudiar, sus padres la enviaron a una ciudad no muy lejos  de donde ella vivía.
   Cual no sería su sorpresa, que cuando llegó a su nueva escuela, su maestra, que era una gran aficionada a la música en sus ratos libres enseñaba a entender e interpretar la música a todos los alumnos que quisieran.
   Enseguida Elsa decidió apuntarse a las clases de música clásica con su maestra.
   Todos los viernes a la salida de la escuela Elsa iba a las clases de música. Su maestra enseguida presintió que ella y la música eran muy afines y le propuso junto a sus compañeras montar un pequeño grupito de Música Clásica, la profesora tocaba el violín, Elsa cantaba mientras tocaba el piano, Pepe el violonchelo……..Así  comenzaron a dar concierto al aire libre en el pueblo y se hicieron conocer, hasta que un día les contrataron para la fiesta del pueblo y para eventos sociales, hasta que se hicieron famosos y conocidos en mundo entero.


Adriana









AMAPOLA EN SU BOSQUE

     Amapola era una niña de diez años que vivía en un lugar fantástico. Su 
casa estaba dentro de un bosque que ella imaginaba lleno de personajes 
fantásticos y lugares increíbles para esconderse.
    Un día que Amapola regresaba del colegio, al pasar por el puente, como
todos los días, se arrodilló para mirar de cerca el agua del rio. Como siempre, acercaba su cara todo lo que podía al agua y de repente notó que    alguien le decía algo en su oído. Ella creyó entender:
- ¡Ten cuidado!, pues te caerás.
- ¡Oh! ¿quién me habla? -dijo Amapola.
    Al darse la vuelta vio que era una profesora de clase que todos los días hacia el mismo recorrido que ella para ir a casa. Después que Amapola saludara a la profesora siguió su camino por el campo, y de repente tropezó.
- ¡Oh! ¿qué hermosa es?, ¡parece una ardilla roja! La llevaré a mi casa pensó amapola.
      Cogió la ardilla con sus manos, la acarició, y observó como la ardilla le arañaba tratando de huir. Entonces Amapola pensó dejarla libre. Porqué así la ardilla sería muy feliz en el campo que era su hábitat.
    Dicho y hecho la soltó y no apartó su vista hasta que la ardilla desapareció.

Toni




EL maestro pescador

   Érase una vez un chico llamado Gaizka que era muy aficionado a la pesca. Gaizka lo primero que hacía era montar sus aparejos para echar la caña al mar. Pasaba horas y horas esperando a que algún pez picara, mientras fumaba un puro tomaba mate y escuchaba música, hasta que… picaba uno y se iba feliz con la cena.
  Pasaron los años, Gaizka se casó, tuvo familia y seguía con su misma afición. Pero como tenía una familia numerosa, ya no tenía tanto tiempo para dedicar a su afición. Entonces pensó en enseñarles a pescar  a sus hijos varones para que le acompañasen a la playa y así ellos se aficionasen también. Gaizka los acompañaría ala playa, allí los cuidaría y se convertirían en buenos pescadores, es decir, en pescadores pacientes y observadores.
 Así la familia de Gaizka pasaba los domingos cerca del mar en la playa de Sopelana, Así el padre pudo enseñar y aprovechar sus aparejos de pesca con sus hijos y juntos practicarían su afición favorita “la pesca”.

Gaizka 



 LA PECERA




       Hace unos años le regalaron un pececito  de color a un niño llamado Alejandro.
Como este niño no tenía pecera lo puso en una palangana con agua hasta el día de
de Reyes, ese día su tío le regaló una pequeña pecera por portarse bien.
      Entonces los amigos   le regalaron dos peces más y se llenó la pecera.
    El niño estaba muy contento con sus pececitos  de colores, hasta que un día ocurrió la tragedia de encontrarlos muertos, pues se olvidó de cambiar el agua.        
   ¡Qué disgusto se llevó!, estaba muy triste culpándose por no haberlos cuidado bien, pensando que nunca más tendría peces. Cuando sus amigos se enteraron del incidente, le dijeron que no se culpara porque era la primera vez que cuidaba animales, y que además los peces eran muy delicados. Alejandro pensó en que sus amigos tenían razón y cambio su actitud, al darse cuenta que realmente no sabía nada de animales, decidió informarse leyendo muchos libros. Sus amigos al ver el disgusto que Alejandro tenía pensaron en darle una sorpresa. Al día siguiente, cuando Alejandro llegó al parque donde se encontró con sus amigos, ellos le esperaban con un pez en una bolsa con agua. 
       ¡Alejandro saltaba de alegría! Corrieron todos a la casa de Alejandro para poner el pez en la pecera. El haber leído libros e informarse como cuidarlos le sirvió de mucho pues sigue teniendo el pez y ya tiene 6 años. Colorín colorado este cuento ha terminado.